En ocasiones necesitamos ayuda y acudimos a San Judas. Nuestra vida no es eterna, algún día terminará y tendremos que presentarnos ante Jesús comprensivo y misericordioso. Jesús tiene que juzgarnos. ¡Qué buena ayuda la de San Judas! , nos acompaña y puede presentar los esfuerzos que hicimos para vencer las tentaciones del mal y tal vez muchas obras buenas, aconsejados y guiados por él.
¡Qué hermoso encuentro con Jesús acompañados con San Judas! Tengamos presente que seremos juzgados por Cristo; es oportuno en estos días en que la liturgia marca el término de un año. El año para la liturgia es un recorrido del Jesús que nace, crece consagrando su vida en ofrecimiento al Padre y en salvación nuestra y pasando por la cruz resucita para abrirnos las puertas del cielo. Como Cristo hemos nacido y llevamos una vida que con la gracia de Cristo y con el apoyo de San Judas la podemos vivir correctamente y ofrecerla al Padre. Pasando por la muerte nos presentamos al juicio de Cristo para que con Él, con San Judas y nuestros seres queridos que hayan muerto vivamos en Dios.
Se nos habla del juicio no para asustarnos sino para impulsarnos a vivir conforme a Cristo y para ello San Judas es compañero ideal.